Fecha: 13 de septiembre, viernes.
Horário: de las 8:00 a las 13:30h
Local: Centro de Convenções Rebouças
Los niños y los jóvenes, sensibles a las modificaciones en el lazo social, orientan el campo de las investigaciones del CIEN. ¿Qué es lo que hacen oír de la contemporaneidad?
En su trabajo de investigación de campo, los laboratorios recogen las respuestas que los niños y los jóvenes dan a la violencia contemporánea, social o institucional, a las pasiones llevadas al extremo y al deshilachamiento del tejido social en el que se insertan.
Con frecuencia esas respuestas son tomadas como “inadecuadas”, “desajustadas”, “violentas”, sufriendo intervenciones protocolares y autoritarias.
Nos servimos de la orientación de J.-A. Miller en su texto “Niños Violentos”[1], para evitar caer en la tendencia segregativa que fija el niño en distintas categorías frente al Otro social. Dicho de otro modo, una nominación que lo catalogue como violento, puede impedir el surgimiento de la pregunta acerca de qué hacer cuando “hay razones para rebelarse”[2].
Tomando esa indicación, ¿cómo ser receptivos a los diferentes modos de respuesta sintomática de los jóvenes y de los niños? Es la pregunta que orienta la política del CIEN.
Apostar por una política del síntoma como invención – tal como lo subraya Juan Carlos Indart – implica una innovación, algo nuevo que puede sobrevenir cuando se abre una brecha a la que no se responde de un modo protocolar, sino más bien dejando abierta una vía inédita hacia una inserción en el lazo, que tome en cuenta lo singular.[3]
La especificidad de la práctica del CIEN, la Conversación inter-disciplinaria, al subvertir la lógica de la complementariedad entre los diferentes discursos, propicia la instauración de un vacío que protege el lugar del sujeto y sus invenciones. Este contexto crea las condiciones para que algo surja en la contingencia del encuentro, a partir de lo que constituye a la conversación como práctica del CIEN, es decir, acoger las diferencias. El guión de inter-disciplinar escribe la particularidad de esa experiencia que apuesta a la construcción de un sostén identificatorio singular que no sea segregativo y que pueda resistir el empuje a ser sofocado en la masa.
En una conversación, la apuesta es que cada uno pueda responsabilizarse por un decir que le escapa, por un acto que le sorprende, y reconquistar como sujeto la dignidad de su síntoma y otra posibilidad de lazo con el Otro.
En este ámbito, entendemos por síntoma la inscripción de la singularidad del niño y del adolescente, sin dejar de considerar al Otro y al contexto social. En otras palabras, el CIEN apunta a que se retome el lazo, pero no como un lazo cualquiera.
Por ello, frente a las irrupciones de odio y violencia actuales nos preguntamos qué podemos recoger como un saber hacer.
Es decir, cómo acoger los puntos de impasse de cada profesional que se hace partenaire de niños y adolescentes, para que resulte posible una invención.
Los invitamos a dar testimonio de momentos de trabajo en los laboratorios, donde podamos verificar la particularidad de la apertura del CIEN y sus efectos, tanto en los equipos inter-disciplinarios como en los niños y jóvenes.
Envío de trabajos
Aguardamos la experiencia de los laboratorios delo CIEN hasta el día 10 de julio, en los e-mails: brasil.cien@gmail.com y paolasalinas11@yahoo.com.br
Cada texto deberá contar con hasta 6000 caracteres, incluyendo los espacios y notas, en la fuente Times New Roman, tamaño 12.
Los Laboratorios enviarán sus textos en la lengua de origen, y harán una traducción, si necesario, en un segundo momento.
[1] Miller. J.-A., “Niños violentos”, Carretel N° 14, Revista de las Diagonales Hispanohablantes y Americana de la Nueva Red CEREDA, 2018 (Intervención de clausura de la 4ta Jornada del Instituto del Niño 18 de marzo del 2017).
[2] Miller. J. -A., “Niños violentos”. Id. Ibid.
[3] Indart J.C. Puntuaciones y perspectivas. En Cuaderno 8 “Los Lazos sociales y sus transformaciones” Centro de Investigaciones del ICdeBA, Instituto del Campo Freudiano. Buenos Aires, 2018, Pag., 61.
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